Ya hace algún tiempo que las pequeñas y medianas empresas en la industria productora se encuentran inmersas en un cambio o expuestas a enormes fluctuaciones económicas. En este contexto, el tema de la liquidez juega un papel muy importante. En consecuencia, por ejemplo, los fabricantes de máquinas para la producción industrial van reflexionando acerca de la manera de adaptar su modelo de negocio a la nueva situación. Esto es posible con la ayuda de un concepto basado en el uso: en lugar de vender las máquinas a sus clientes al precio completo, las empresas constructoras de maquinaria facturan a sus clientes el uso efectivo que hacen de una máquina. Este concepto basado en el uso se denomina como «pay-per-use».
Por ejemplo, si una empresa utiliza hoy en día una impresora, no compra el aparato. En lugar de ello, el fabricante de la impresora cobra un determinado importe en céntimos por página impresa: «pay-per-page». El principio básico es lógico: solo quien utilice una cosa debería pagar por ello.
También los servicios de streaming Netflix o Amazon Prime sirven de ejemplos: ponen a disposición unas ofertas flexibles, adaptadas a los deseos de los consumidores en la era digital. Para estas empresas no se trata de vender productos, sino de ofrecerlos en forma de un servicio.
En el ámbito de la construcción de maquinaria, el fabricante pone a disposición máquinas y equipamientos y el cliente paga únicamente por el uso efectivo, habitualmente en combinación con una cuota mensual básica. En la industria productora, los clientes suelen pagar un determinado precio por cada componente o pieza que fabriquen («pay-per-part»). La ventaja de este modelo es evidente: el cliente no necesita asumir elevados costos de adquisición.
Este modelo resulta especialmente atractivo desde el punto de vista del cliente si el uso de una máquina resulta inicialmente difícil de valorar, por lo cual el cliente no sabe si y cuándo se amortizarán los costos de adquisición, o si está claro desde el principio que el uso de la máquina adquirida estará limitado a una parte del año, por ejemplo, la campaña de la remolacha en la industria azucarera. Por lo tanto, los fabricantes que ofrecen un modelo «pay-per-use» se dirigen principalmente a unos grupos de clientes conscientes de los costos que no están interesados en la amortización de la compra de una máquina que conlleva un elevado costo puntual o que carecen de los medios financieros necesarios.