Jefe montador de BMA: marcando el ritmo de la obra

Rainer Tesch y Daniel Dohnalek nos ofrecen una perspectiva de su extraordinaria área profesional

Representan a dos generaciones de jefes montadores de BMA: Rainer Tesch, que desarrolla esta área profesional desde hace cuatro décadas, y Daniel Dohnalek, que trabaja en nuestras obras desde hace pocos meses. Durante la conversación nos hablan sobre lo fascinante de su actividad internacional, de la diversidad de sus tareas y de los momentos especiales que conforman su trabajo cotidiano.

Señor Tesch, ¿podría contarnos más sobre su papel como jefe montador de BMA? ¿Cuáles son sus tareas habituales en la obra? 

Rainer Tesch: Como jefe montador de BMA, mi responsabilidad principal consiste en asegurar el montaje profesional de todos los componentes en la obra, de manera que, al final, la instalación funcione a la perfección. Es una tarea exigente, especialmente en los proyectos grandes, por ejemplo, el de una torre de extracción de BMA, que alcanza una altitud de 30 a 40 metros, pesa 800 toneladas y se compone de múltiples componentes individuales. 

¿Cuáles son los detalles de su trabajo? 

Rainer Tesch: Mi trabajo comienza en Braunschweig, donde repaso los planos de construcción para planificar la logística para la entrega de los componentes. Ya sobre el terreno, en la obra superviso que todas las piezas lleguen en el número y con el tamaño correctos. Elaboro el cronograma de montaje y coordino los flujos de trabajo de los diferentes equipos como montadores de andamios, empresas de grúa y los instaladores de tuberías. Mi intervención finaliza con el éxito de la prueba de funcionamiento de la instalación. En un proyecto como el de la torre de extracción de BMA, la actividad puede alargarse hasta medio año, por supuesto, con pausas para poder pasar también tiempo en casa. 

Señor Dohnalek, ¿por qué se hizo jefe montador? 

Daniel Dohnalek: Comencé mi carrera profesional en BMA como mecánico industrial y después continué varios años como especialista en construcción de aparatos. Bajo ningún concepto quería desaprovechar la oportunidad de empezar algo nuevo. Naturalmente, sopesé la decisión en profundidad con mi familia y también con mi pareja. Ella me animó con las siguientes palabras: «Todavía eres joven, si no lo haces ahora, ¿cuándo entonces?». 

¿Cómo se desarrolló todo después? 

Daniel Dohnalek: Todo el que comienza como jefe montador de BMA recibe una formación exhaustiva. En este proceso, sobre todo, los compañeros con experiencia como Rainer me enseñaron mucho. Poco a poco he ido asumiendo mis propias tareas para ganar más independencia. 

 

Rainer Tesch: Daniel ha interiorizado bien los fundamentos teóricos. Ahora está en el momento de acumular experiencia práctica en la obra y llevar a cabo lo aprendido. 

¿Ha estado ya trabajando en una obra? 

Daniel Dohnalek: Sí, tuve la oportunidad de ayudar durante el trabajo en una obra de tres semanas en Omán. Después siguió una intervención de tres semanas en El Salvador. Aunque el montaje de las instalaciones es fundamentalmente el mismo, las diferencias entre las obras de Asia y Centroamérica fueron enormes en cuanto al desarrollo. Normalmente se dice que el trabajo en las obras conlleva una gran diversidad, en este caso es realmente así. 

Rainer Tesch: BMA es una empresa internacional que actúa en todo el mundo. Cada obra es diferente y es importante poder adaptarse rápidamente a las particularidades locales y las diferentes culturas. Todos los días se presentan desafíos y, como primera persona de contacto de BMA, hay que ser capaz de ofrecer soluciones en todo momento. Muchas veces pienso que ya lo he visto todo, pero entonces vuelve a producirse alguna novedad. Para poder manejar todo eso, hay que tener los pies en el suelo y una gran confianza en uno mismo. 

¿Qué otras aptitudes y capacidades requiere un buen jefe montador? 

Rainer Tesch: Un jefe montador debe tener conocimientos de diferentes sectores, por ejemplo, la construcción de acero, calderas y maquinaria, para supervisar y coordinar bien todo el montaje de la instalación. Además, es importante una mentalidad cosmopolita, ya que te encuentras como invitado en un país extranjero. La flexibilidad resulta igualmente decisiva, puesto que los viajes y las ausencias de casa prolongadas forman parte de nuestro trabajo cotidiano. Por lo general, pasamos fuera diez meses al año. 

¿Cómo ha evolucionado el trabajo del jefe montador con el paso de los años? 

Rainer Tesch: Las tareas del jefe montador no han cambiado apenas con el paso de los años y, sin embargo, hay mucha diferencia. Mi primera obra estaba en Egipto, donde BMA levantó un ingenio completo. Estuve casi seis meses ininterrumpidos trabajando allí. En aquella época casi no había posibilidad de comunicarse con la casa: no había móviles, solo cartas. Cada cuatro semanas recibía un paquete con una recopilación de periódicos para mantenerme informado de los acontecimientos en Braunschweig. Por el contrario, hoy en día Daniel tiene posibilidades muy diferentes. 

Daniel Dohnalek: Actualmente, los períodos de trabajo son distintos, entretanto viajo de vez en cuando una semana a casa. Gracias a WhatsApp puedo hacer videollamadas con mi pareja y, después del trabajo, puedo abrir mi portátil para ver una película o informarme sobre las noticias actuales. 

Seguramente, no solo su ámbito de actividad rebosa diversidad, sino también las experiencias al margen del trabajo… 

Daniel Dohnalek: … Sí, nuestro cliente en El Salvador nos invitaba los domingos a hacer senderismo en un volcán. Fue verdaderamente impresionante y he visto paisajes que apenas pueden describirse con palabras. 

¿Cuáles son sus expectativas para el futuro? 

Daniel Dohnalek: Estoy contento con mis nuevas tareas. Un experimentado jefe montador me dijo una vez: «No trabajo por el dinero, sino porque cada viaje supone una aventura». 

Rainer Tesch: (Se ríe) No sé quién pudo ser… Ahora en serio, a pesar de que el trabajo en la obra es a menudo estresante, se dan muchos buenos momentos que permanecen para siempre en el recuerdo. Además, cuando estoy delante de una torre de extracción terminada y me doy cuenta de que mi contribución ha sido decisiva, la sensación es extraordinaria.